Sigrid cree haber encontrado a su media naranja en Christian, un hombre rico y atractivo. Sin embargo, hay un detalle peculiar: Christian vive con un chico que viste y se comporta como un perro de compañía. Sigrid, dispuesta a mantener la mente abierta, continúa con la relación, pero empieza a darse cuenta de un aspecto oscuro en Christian. El ‘juego del perrito’ puede no ser tan inocente como parece.